La verdad es que yo, desde hace tiempo, vivo en un mundo Bericool: un entorno sencillo, donde la premisa es colaborar y en el que procuras no hacer el mal. Un planeta donde trato que todos tengan las mismas oportunidades. Por ello me motivé, hace más de dos años, a trabajar en un proyecto en el Amazonas, cuyo objetivo era transformar los productos naturales en alimentos y superalimentos, a fin de contrarrestar la malnutrición de algunas comunidades indígenas.
Esta experiencia me aportó muchísimo y me motivó a formularme la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si todos, desde nuestro plano laboral, aportáramos en darle vida a un proyecto humanitario? Mas no de la mera caridad, sino partiendo desde el verdadero compromiso. ¡Sería un cambio social muy brutal!
Estas ideas se las comenté a Víctor Machín en su momento, quien me sorprendió al hablarme de Bericool. La verdad es que cada vez que hablo con él me preparo para escuchar algo arriesgado, curioso, innovador… Al principio no entendía mucho el alcance, pero poco a poco fui atando los cabos hasta que comprendí que era una gran oportunidad para que las personas y las marcas lleven a cabo transacciones comerciales con responsabilidad, intercambien ideas y así logren demostrar su compromiso social.
Luego de entender su ecosistema, me uní al equipo como comunicador visual para fortalecer su landing page, además de ilustrar este especial en la revista AUNO para que la bienvenida de Bericool en Panamá sea fuera de serie.
Ahora continúo intercambiando ideas con Machín, generando varios brainstormings para visualizar cómo será el futuro del proyecto. Así lo sacudo un poco pensando que la App motivará la creación, por ejemplo, del Escuadrón Bericool, el cual hará que las personas se agrupen en varias partes del mundo. Las organizaciones brillarán por sus buenas intenciones y su estilo amistoso, original, diferente y divertido, para lograr verdaderos cambios con conciencia que salven realmente el planeta.
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