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Rodrigo Méndez:Explorador de un pixelado análogo que genera emociones

Foto del escritor: AUNO PANAMÁAUNO PANAMÁ

Cree fielmente en que las musas llegan, pero uno las invita trabajando; por lo que su proceso creativo empieza siempre con el cuaderno de bocetos. Allí las ideas empiezan como garabatos que, al conectar con su energía, se van desarrollando en obras que generan una amena conversación con el espectador, quien comienza a analizar la relación que mantiene con el arte, la tecnología y las imágenes. Un debate tan nutrido que ha merecido reconocimiento e importantes condecoraciones internacionales. ¡Hoy, prepárate a conocer su vibrante talento!


Dulce Pérez Colmenárez. Fotos por Luis Gómez @gomezsufilms


“Hoy estamos tan saturados de información que la gente no reconoce el valor que tiene el arte hasta que pierde a un ser querido y surge la necesidad de apoyarse en una poesía. También ocurre que un día te enamoras y no sabes cómo decirle a la persona que amas lo que sientes si no es por medio de una canción, o tienes un hijo y necesitas colgar su primer dibujo en la pared para recordar todos los días lo orgulloso que estás de él”.


Desde esta visión poética, Rodrigo nos confiesa que el arte, para él, es sinónimo de expresión, una vía que le permitió comunicarse con los demás de un modo maravilloso cuando era pequeño, tiempo en que le costaba abrirse al mundo con palabras, por lo que, muchas veces, se llegó a sentir como “un bicho raro”. Ahora, de adulto, observa que hay muchas cosas que son imposibles de comunicar con solo el uso del lenguaje escrito o hablado.


“Creo que la originalidad es una combinación de cosas. Nada existe por sí solo: toda idea nueva y disruptiva viene de una combinación de conceptos existentes”


Una idea que ha profundizado con el paso del tiempo y que la ha convertido en un trabajo muy disciplinado que comienza, de lunes a viernes, desde las 8:00 a.m. hasta las 5:00 p.m. “Con esta visión, he desarrollado un estilo artístico que defino como un pixelado análogo que busca generar una conversación entre temas tradicionales del arte, la tecnología y nuestra relación con las imágenes”.


Además de tener una sensibilidad natural por lo artístico, Rodrigo creció en un anticuario lleno de obras de arte antiguas y, en la casa de sus abuelos, veía desnudos del maestro cartagenero Alfredo Guerrero, cuyas piezas integran y enriquecen el patrimonio artístico de Colombia del siglo XX y XXI. Así que, desde su infancia, tuvo una muy buena exposición de los desnudos artísticos.


“En la escuela, experimenté con el teatro musical y las artes escénicas. Luego, en mi formación académica en La Universidad Javeriana de Bogotá, donde me gradué como maestro en Artes Visuales, la herramienta fundamental en la que se basaba la carrera era el dibujo y, de este programa, la clase que más me llamó la atención fue la de la figura humana. Lo que empezó como un gusto por explorar expresiones clásicas del arte se ha convertido en un comentario sobre censura, tabús y el rol que tiene la imagen de nuestro cuerpo en la nueva era digital”.



En sus obras, podemos ver labios, senos, rostros… Todo depende del formato que esté pintando. Sin embargo, le gusta mucho dibujar las curvas y pliegues de la piel. “Es muy interesante y me cuesta entender racionalmente esos lugares donde el cuerpo casi que se deforma para poder dar movimiento y pose”.


Figuras que fragmenta en pequeños cuadros que, al verlos en conjunto, asemejan píxeles que logran desarrollar connotaciones nuevas ante el público. “Siento que la imagen digital ya es algo que se reconoce globalmente. Cuando se combina con lo tradicional, entramos en temas postmodernistas en los que cuestionamos nuestra relación con la tecnología, tópico que se hace cada día más relevante a nivel internacional”.


Visión que lo ha ayudado a crear piezas que han tenido un gran triunfo en varios países como Colombia, España, Estados Unidos y, por su puesto, Panamá, donde reside actualmente. “Vivo en un equilibrio constante entre hacer obras de series que ya han tenido aceptación comercial y de querer concebir cosas nuevas; por ello, siempre trato de introducir elementos distintos como diversas resoluciones, texturas, bordados... Algunas creaciones son muy bien aceptadas, otras se quedan decorando mi casa algún rato para luego mostrarlas en exhibiciones. Al final, con el tiempo, cada obra logra su éxito”.


“Me gusta participar en obras, subastas y eventos filantrópicos, porque hacen que mi trabajo tenga un impacto social tangible”

Las creaciones de Rodrigo, particularmente, la conocemos a través de su exposición Las Señoritas D'Avignon que organizó para el State of Art de 2023. Este año, en el marco de la quinta edición de este afamado evento artístico que se desarrolla en el Luxury Avenue del Multiplaza Panamá, nos sorprendió con El Anhelo de Deméter, donde vimos piezas más provocativas.


“Siento que, en 2024, me he soltado muchísimo. El año pasado, tuve muchas distracciones y me costaba fluir. Sin embargo, ahora tengo demasiada creatividad y ganas de hacer obras de todo formato hasta el punto de que no me alcanzan las horas del día para poder hacer todo lo que tengo boceteado”. Durante esta labor de ingenio, cuenta con dos personajes que lo ayudan con creces. “Tengo dos gatos que son mis compañeros de trabajo y mis muletas emocionales”. En su tiempo libre pinta miniaturas de plástico y se distrae con juegos de mesa cooperativos o cocinando.


Y gracias a esta gran energía creativa que tiene hoy en día, Rodrigo se prepara para participar en el Concurso Nacional de Pintura Roberto Lewis y en la Subasta Anual de la fundación Oír es Vivir. “Además de experimentar algo distinto a los píxeles, pero todavía siento que dan muchísimo por explorar”.


Conoce más de él en:





 

 

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