El vino no se analiza, se disfruta
- AUNO PANAMÁ
- 24 jul
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 3 ago
¿Tomar vino es lo mismo que catarlo o degustarlo? La respuesta es simple y rotunda: ¡No! Y déjame contarte el porqué

Por Facundo Gagliano
Sommelier / Wine Director LYIV en Casablanca, Lazotea, Caracruda y Bardot
Durante años, la industria del vino nos ha hecho creer que para disfrutarlo hay que ser un experto. Que el verdadero placer radica en el ritual: elegir la copa perfecta, respetar la temperatura exacta, observar el color, analizar las lágrimas, identificar los aromas uno por uno, darle vueltas en la copa, llevarlo a la boca y —tras un análisis minucioso— finalmente beberlo.

Pero, seamos sinceros: no necesitas seguir un manual para disfrutar un vino. Así que, hoy, te recomiendo dos formas de beberlo:
1. Catarlo es un ejercicio técnico y sensorial, lo más objetivo posible. Se requiere entrenamiento, condiciones específicas y cierta disciplina para evaluar cada detalle del vino sin dejarse llevar por el disfrute personal.
2. Tomarlo, en cambio, es un acto de puro placer. No hay reglas, no hay protocolos. Solo importa una cosa: que te haga feliz.
Si prefieres seguir el ritual, adelante. Si te gusta con hielo, con soda, en copa de cristal o en un vaso común, también está perfecto. ¡El vino es para disfrutarlo, no para juzgar!

Si nunca lo has probado, hay un vino esperándote, listo para hacerte feliz. ¡Escríbeme por Instagram y te ayudo a encontrarlo!
Si ya lo disfrutas, hazlo como más te guste, porque el vino es exactamente eso: placer en estado líquido.
¡Salud!
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