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Historia de un conde, un americano y un caribeño: La tropicalización de un clásico

Los orígenes de El Negroni en la coctelería se remontan a 1919, cuando el general Pascal Olivier, conde de Negroni, sentado en la barra del Caffè Casoni en Florencia, Italia, le pide al bartender Fosco Scarselli que le dé connotaciones más fuertes a su trago favorito: El Americano, agregándole Gin en vez de soda simple

Humberto Pappaterra | Fotografía por Juan Vírgüez


Scarselli, en su afán por complacer al general, mezcla el Capari con el Vermouth Rosso, añadiéndole Gin y, para diferenciarlo de El Americano a simple vista, decide colocarle una concha de naranja en vez de limón. Fue así como surge la leyenda de la creación del clásico Negroni, que luego se convertiría en el favorito de muchos y, sin duda, mi opción preferida a la hora de sentarme a disfrutar de una buena barra.


Una de las características principales de El Negroni es que está compuesto por hard liquor, el cual solo se diluye por la acción del hielo. ¡Por eso siempre he sido de la opinión que este cóctel tiene personalidad! Sus notas amargas, dulces y secas contrastan al punto de que no es amigable para todos los paladares, pero sin duda es apreciado por muchos quienes buscamos una experiencia con historia, además de notas intensas, vivaces tonos rojos que juegan con un exquisito aroma a naranja.


Siendo este mi clásico favorito y, entendiendo que yo soy un apasionado por el trópico y el Caribe, decidí aventurarme a mi barra favorita de la ciudad, para tratar de repetir la historia de un Americano que se convirtió en El Negroni, pero esta vez tropicalizándolo.


Así que me senté a conversar con los bartenders y mixólogos de mi barra favorita: Kevin y Luis Miguel, con quienes detallé las características fundamentales de este clásico, tomando en cuenta de que septiembre es el mes de El Negroni en Panamá.


Les comenté mi inquietud y mi necesidad de darle notas tropicales al cóctel, sin cambiarle su esencia ni diluir su carga alcohólica, pues, al igual que al general Pascal, a mí me gustan los tragos fuertes.


Es muy fácil pensar que le damos un toque tropical a cualquier elemento con el uso de una fruta (piña, mango, coco…), pero todos estos ingredientes diluirían las cargas fuertes de El Negroni. Me entregué a la creatividad detrás de la barra y cuando llegó el cóctel a mis manos, me teletransporté a un cuento de piratas por el mar Caribe.


A través del olfato, pude percibir inmediatamente el aroma de la pimienta roja de cayena que, combinada con los sabores tierras de la remolacha y amargo de la naranja, le dieron al trago intensidad por medio de las especies del trópico.


El primer golpe al gusto fueron los tonos del clásico El Negroni para luego percibir las aromáticas notas del coco y la frescura de la flor de Jamaica, seguido por el sutil golpe de la pimienta roja de cayena con la que se infusionó el agua de coco.


Si bien hubo dilución con respecto al original, la personalidad se intensificó y entendí que somos tropicales de mestizaje, que tenemos la capacidad de hacer algo nuestro a través de la fusión y, que si bien somos picantes, también llevamos la vida con frescura. Así que si un día un conde con su ímpetu de general le dio fuerza a un Americano, es hora de que un ciudadano del trópico le ponga picante a un condado, porque si bien los clásicos nunca mueren… ¡la tropicalización de lo bueno siempre transciende!


Nota: Si bien este futuro clásico aún no tiene nombre, los invito a ser parte de esta experiencia y a compartir su creatividad conmigo. No duden en preguntarme sobre la receta de este nuevo clásico.

Agradecimientos a los bartenders y mixólogos:


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