Agy Coelho De Gouveia: Cuando el dolor escribe su propia belleza
- AUNO PANAMÁ
- hace 4 días
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Ella es comunicadora estratégica y referente en la industria de la belleza y, hoy, ha conmovido a Latinoamérica con un libro que abraza el duelo para transformarlo en fuerza. La belleza de rompernos no solo relata su historia: crea una metáfora universal sobre el poder de reconstruirnos desde el corazón roto

Dulce Pérez Colmenárez. Fotos por Luis Gómez @gomezsufilms. Locación: Ocean House Santa Maria.
En 2018, Agy vivió una sucesión de quiebres que transformaron su vida por completo. “Migré de Venezuela a Panamá, me divorcié, a mi mamá le diagnosticaron un tumor cerebral, mi papá falleció repentinamente y perdí mi empleo… todo en un solo año”, relata.
Esta experiencia devastadora derivó en una profunda depresión, pero también fue el origen de una promesa personal: “Si lograba salir del dolor, escribiría un libro que transformara esa historia en aprendizaje”. Así nació La belleza de rompernos.
Con más de 15 años de trayectoria como experta en construcción de reputación para empresas globales en Latinoamérica, Agy supo canalizar su experiencia profesional en comunicación para estructurar el libro con estrategia y sensibilidad. “Pensé que escribir sería más emocional que profesional… Y sí, lo fue; pero también descubrí que las herramientas que usé para construir marcas fueron clave para contar esta historia”.

Entre las lecciones que trajo de su carrera corporativa al proceso creativo destacan la disciplina como motor, la creación de equipo con talentos complementarios y la claridad estratégica para posicionar la obra en toda Latinoamérica. “Desde el día uno, pensé cómo llevar el libro a los medios de comunicación, a las conversaciones con valor, a las redes sociales… de esta forma aprendí que comunicar con el corazón no es romance: es estratégico y movilizador”.
El libro orbita alrededor de quiebres profundos, pero también de la posibilidad de resignificarlos. “La ruptura más difícil fue mi divorcio. Estaba muy enamorada y la decisión fue suya. Así que aprendí a canalizar ese amor que no encontraba en otro hacia mí misma… lo transformé en amor propio; y eso fue el punto de inflexión”, confiesa.
La obra conecta con lo universal, porque no se queda en el relato íntimo. “Decidí no incluir algunos detalles por respeto a otras personas. Fui más vocal con relación a mis emociones que sobre los hechos concretos. Mi intención fue extraer lo que pudiese mover al público con mi experiencia”, explica.
El arte japonés del Kintsugi, que repara piezas rotas con oro, es la metáfora que da sentido a la narrativa. “En 2018, encontré esa imagen como herramienta de sanación. Me dije: ‘Yo quiero ser un Kintsugi’. No quedarme en el quiebre, sino transformarlo. Hoy comparto esa alegoría con quienes ven el dolor como el final: casi nunca lo es si decidimos lo contrario”.
“A quien sienta que no puede empezar de nuevo por tanto sufrimiento le diría: ¿qué historia quisieras que tu yo del futuro contara sobre cómo transformaste esa pérdida? Dios está de tu lado, puedes volver a reír con el alma”.
La respuesta del público ha sido tan conmovedora como inesperada. “Lo que más me ha sorprendido es el movimiento emocional que genera. El mensaje más común es: ‘Lloré mucho contigo, pero me reí también’. Hay acompañamiento, alivio. Validación para quien cree que su dolor es eterno”.

Más allá de hablar del sufrimiento, el libro logra que los duelos tengan un testigo. “El éxito refleja una necesidad colectiva: que nuestros dolores sean vistos. Que alguien los mire y podamos decir ‘yo no estoy solo’”.
Su marca personal, anclada en el mundo corporativo, se expandió hacia nuevas dimensiones con el rol de escritora. “Ahora me llaman ‘autora’ y eso me sigue pareciendo extraño, pero lo he disfrutado un montón. Lo más poderoso ha sido ver cómo ha impulsado a otros a escribir sus relatos también. Como suele decir mi editora: ‘El 99 % de las personas quiere contar su vida en un libro’. Solo se necesita disciplina. El mundo necesita nuestras historias”.
Su autenticidad, reflejada también en redes sociales, ha sido clave. “Soy una persona abierta. No quería adoptar un molde ajeno ni crear un personaje sobre cómo debe comportarse una escritora. Fui fiel a mí misma en todo: desde los relatos hasta la estrategia de promoción”.
“Este no es un libro acerca de Agy Coelho: es sobre historias humanas que nos reconocen en el dolor y también en la esperanza que hay en él”.
Esa cercanía con sus seguidores ha sido motor de inspiración constante. “Escribí para mí y para mi comunidad. Cuando tengo dudas, lanzo preguntas en Instagram. Mis lectores son mis mejores embajadores. Disfruto compartir sus comentarios y generar una conversación que trascienda la obra”.
Sobre el futuro, Agy mantiene viva la promesa narrativa. “Lo que me pasó después del capítulo final de esta primera obra me ha comprometido con la vida a escribir un segundo libro. Aunque, por ahora, estoy enfocada en la promoción de La belleza de rompernos en lugares tan importantes como la Feria del Libro de Panamá. También he creado una charla y taller llamado Resiliencia generativa: cómo resignificar tus quiebres, junto con una gran coach. Planeo eventos con lectores en Caracas y Bogotá, y el lanzamiento de mi website”.
La belleza de rompernos no termina en sus páginas: continúa en cada lector que decide volver a armarse.
Conoce más de ella en:
Instagram: @fatimaagycoelho
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