Anna Marissa Altieri Pérez: “Sin Vergüenza nació del alma”
- AUNO PANAMÁ
- 30 jun.
- 4 Min. de lectura
En cada episodio de su pódcast, se permite ser más humana: equivocarse, emocionarse, llorar si algo le remueve, reír cuando el alma lo permite y hasta que “le duela la panza”. La autenticidad en Sin Vergüenza no es una estrategia, es una forma de vivir, sentir y hablar. Hoy, conoceremos más de cerca a su anfitriona, la inspiradora Anna Marissa Altieri Pérez

Dulce Pérez Colmenárez. Fotos por Luis Gómez @gomezsufilms
En el mundo del podcasting, ha surgido un programa que toca las fibras más sensibles del alma: Sin Vergüenza, conducido por Anna Marissa Altieri, quien transforma y deja aprendizajes profundos en cada episodio.
Una de sus historias más exitosas ha sido la del Duelo y Tanatología, ya que ha abierto una puerta al dolor que muchos guardan en silencio. “Hablar de la muerte, de las despedidas no dichas, del vacío… nos permitió abrazar colectivamente ese sufrimiento. Se convirtió en un refugio para quienes, en medio del dolor, siguen buscando palabras que les devuelvan un poco de paz”.
Otro capítulo que ha dejado huella ha sido con la Dra. Marianella Brostella sobre las heridas de la infancia. “Comprender cómo estas, al no ser cicatrizadas, nos arrastran a relaciones tóxicas, a la autoexigencia, al abandono personal… ¡fue transformador!; por eso, insisto tanto en que buscar ayuda no es una debilidad, es un acto de amor propio, porque todos merecemos sanar”.
“Cada episodio de Sin Vergüenza es un espejo que me obliga a mirar hacia adentro. ¿Me rompe?, ¡sí!, pero también me reconstruye. Sobre todo, me recuerda que la sanación empieza cuando dejamos de escondernos y decidimos hablar, sentir, buscar ayuda, compartir… sin vergüenza”
Sin lugar a dudas, temas profundos y muy personales que Anna aborda con mucho respeto en todos los ámbitos y, sobre todo, mostrándose vulnerable. “Tomar esta decisión ha sido liberador. Entendí que no debo tener todas las respuestas ni ser fuerte siempre. Mi vulnerabilidad no me quita valor, sino que me conecta con la vida real y con quienes, del otro lado, también están librando sus propias batallas”.

Otra de las claves de Sin Vergüenza es la empatía, a fin de que cada palabra, silencio o relato tenga sentido. “Escuchar no es solo oír, es abrir el alma para comprender sin prejuicios; por ello, me esfuerzo por estar presente, por mirar al otro desde su humanidad y no desde el juicio. Intento siempre ver la herida detrás de la historia, el coraje detrás del dolor, la luz que aún late en medio de la oscuridad”.
Gracias a esta conexión, varias personas han expresado sentirse tan identificadas, como si Anna estuviera hablando directamente con ellas desde sus hogares. “Esto solo puede suceder cuando la conversación nace desde un lugar real, compasivo y profundamente humano; y es que Sin Vergüenza no es solo un pódcast de entrevistas… ¡es un encuentro entre almas para sanar mutuamente!”
Un resultado maravilloso que no siempre es tan fácil de diseñar, porque, en algunas ocasiones, se avecinan dudas internas. “A veces pienso si el abordaje del tema fue suficiente, si mi voz tenía peso o si alguien se tomaría el tiempo de escucharme. También he tenido que aprender a exponerme sin miedo, a hablar de lo incómodo, de lo que no siempre es ´bonito´. Los he superado con fe, con una comunidad que me sostiene y con la certeza de que cuando se hace algo con propósito, Dios se encarga de abrir caminos”.

Con el corazón más abierto a la gratitud
En definitiva, Sin Vergüenza ha sido la terapia, el espejo y la escuela de Anna, ya que, por medio de él, se ha conocido más profundamente que nunca. “Me ha permitido mirarme con compasión, perdonarme por los errores del pasado y abrazar todas mis versiones: la rota, la fuerte, la que dudaba, la que soñaba, la que un día decidió levantarse con más amor propio”.
“Fueron mis hijos quienes me impulsaron a dar el paso de crear Sin Vergüenza, un espacio donde no solo yo pudiera sanar o compartir como curé cosas que un momento parecían insuperables, sino donde muchas otras personas pudieran encontrar consuelo, respuestas o, al menos, una compañía en medio del caos”
Y es que Anna no siempre se creyó capaz al vivir por mucho tiempo con una autoestima frágil. Sin embargo, Sin Vergüenza le ha recordado que tiene un propósito y que, cuando uno trabaja en su interior con valentía, la vida te lo devuelve multiplicado en bendiciones.
“Este pódcast me demostró que hasta el dolor más profundo tenía un propósito mayor que mi comprensión. Hoy entiendo que no fue en vano. Que todo lo que dolió, lo que me marcó, lo que creí que me rompía… era parte del plan para poder hoy hablar con verdad, con profundidad y con propósito”.
“¡Despertar!”
Esta es la palabra que Anna usa para definir el poder de su programa, principalmente, al ver cómo cada episodio se transforma en una invitación para mirarse hacia adentro sin miedo, a fin de soltar, reír, llorar, aprender, sanar y, sobre todo, sentirse acompañados. “Deseo que piensen en mi pódcast como un espacio donde les habló con el corazón y en donde no tienen que esconder su historia para ser amados”.
Con esta filosofía en mente, Anna se prepara para trabajar en nuevos episodios, además de talleres de empoderamiento emocional y un proyecto editorial que recoge muchas de las historias que la han estremecido en este camino. “Quiero llevar Sin Vergüenza a otras plataformas y escenarios donde podamos conectar aún más profundamente, siempre desde la autenticidad y el deseo de edificar almas”.
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