Existen sustancias químicas que pueden afectar la función de nuestro sistema endocrino, lo que altera la actividad y las funciones de nuestras hormonas. Los disruptores endocrinos (DE) son agentes que causan efectos adversos en órganos blanco, lo que impide la interacción de las hormonas endógenas con sus receptores. Esto puede desembocar en diferentes condiciones médicas que pueden afectar la salud reproductiva tanto de la mujer como del hombre
Dra. Mayka Morgan, ginecóloga y especialista en Reproducción Asistida en el IVI Panamá. Fotos por cortesía de IVI Panamá
La toxicidad reproductiva de los DE es mediada, especialmente, por los receptores de estrógenos y andrógenos. Sus principales efectos negativos se relacionan con la disminución de la calidad y de la viabilidad del semen; además de reducir la reserva ovárica y la calidad de los ovocitos, lo que afecta la calidad embrionaria y la tasa de implantación, lo cual a su vez repercute en la incidencia de abortos y disminuye el número de niños sanos en casa.
Estas sustancias tóxicas se encuentran en el medioambiente debido a una gran variedad de procesos manufactureros y, por su condición tóxica, son motivo de preocupación, ya que los seres humanos están expuestos a ellos a diario.
Los DE podemos ingerirlos, inhalarlos o adquirirlos a través de nuestra propia piel al rozarlos. Dentro de este grupo de sustancias se puede mencionar los PCBs (bifenilos policlorados), plaguicidas, insecticidas, ftalatos, bisfenol A, parabenos, PDBEs (Polybrominated Diphenyl Ethers), triclosán, PFC (perfluorados).
Desde el punto de vista práctico, podemos ver estos contaminantes hormonales en algunos envases plásticos —tupperwares, botellas de agua, conservas, juguetes, cosméticos, detergentes, productos de limpieza—, embalajes, pesticidas, determinados productos cosméticos —gel, champú, protectores solares—, ropa, pinturas y tintas, insecticidas o materiales de cocina antiadherentes.
Para evitar que los DE sigan afectando nuestro organismo, debemos adquirir un estilo de vida más saludable:
· Evita el uso de envases plásticos; para ello, te recomiendo reemplazarlos por recipientes de vidrio o de acero inoxidable, utensilios de madera o de acero inoxidable, botellas de vidrio y agua filtrada.
· Evade las frutas y verduras cosechadas a través de la agricultura convencional, ya que puedan estar expuestas a pesticidas —tomates, melocotones, fresas, uva y peras son los más contaminados—, además de los metales pesados que se pueden localizar en pescados de gran tamaño, por lo que te aconsejo consumir pescados pequeños, frutas-legumbres-verduras naturales y orgánicas.
· No consumas productos enlatados o envasados. Lo mejor es ingerir alimentos frescos o envasados en botellas de vidrio.
· Cocina los alimentos en sartenes antiadherentes, libres de ácido perfluorooctanoico (PFOA), y deshazte de los que estén rayados.
· No utilices papel de horno y film transparente. Usa envases de vidrio para congelar y conservar alimentos.
· Antes de comprarlos, lee cuidadosamente las etiquetas de los productos de maquillaje, cremas, perfumes, colinas y productos de higiene personal.
· Utiliza materiales naturales y no tratados con tóxicos. Por ejemplo, usa la cortina de la ducha en algodón, fibra de cáñamo o panel de cristal. Las fundas y sábanas en fibras naturales no tratadas son estupendas.
· Aspira frecuentemente el polvo del suelo y haz un correcto uso de la aspiradora: cambia sus filtros y sustituye la bolsa interna.
El contacto con los DE en nuestra sociedad es continuo, en especial cuando evaluamos lo que usamos y consumimos para nuestro diario vivir. Esta contaminación invisible, que afecta nuestra salud y capacidad reproductiva, podemos prevenirla y eliminarla con solo mirar lo que usamos, y así mejoraremos nuestras costumbres y alimentación. El poder para este cambio está en nuestras manos, manteniendo un estilo de vida saludable, que se base en una dieta equilibrada, con actividad física regular y que deseche hábitos nocivos.
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