Los colores ejercen un poder sobre el estado de ánimo de los niños: pueden mejorar su concentración, disminuir o aumentar la agresividad, ayudar a conciliar el sueño o estimular la memoria, hacerlos más sociables o creativos
Laura Sánchez | Fotos por Sergio Madrid @sergiomadridphoto
Por ende, la colorimetría la podemos usar en todos los sentidos. Por ejemplo, para definir el color del cuarto de nuestros hijos, así como su ropa, accesorios de juego… ¡en todo lo que se te ocurra!; por eso siempre digo que “tus hijos son un mundo de color”.
Así que comencemos:
El blanco:
Es el tono ideal para decorar los cuartos de nuestros hijos, ya que es el que transmite paz, calma y orden visual, siendo así el tono ideal para elevar su creatividad. Lo escojo a la hora de seleccionar la mayoría de los muebles infantiles.
El azul:
Es relajante, transmite tranquilidad y paz. Acertado para los pequeños que no pueden conciliar el sueño fácilmente, ya que es muy relajante. También es bueno para infantes muy activos, pero ¡cuidado!, que su exceso puede producir somnolencia y niños introvertidos.
El rojo:
El color de la energía y vitalidad, pero hay que saberlo manejar, ya que también puede conllevar algo de agresividad. Este tono funciona muy bien para niños tímidos y reservados, y debe evitarse cuando tu hijo es muy activo, con mucha hiperactividad, hace rabietas o pide las cosas a gritos.
El amarillo:
¡Es mi color favorito! Está ligado al estímulo intelectual, así que lo puedes usar para promover la concentración. También es muy útil para niños con problemas de depresión y poca autoestima, ya que transmite mucho optimismo, energía, alegría, entusiasmo, en fin, ¡muchas ganas de vivir! Además, sube los niveles de diversión y buen humor, aumenta la autoconfianza y, lo que más me gusta, es que promueve el sentido de la lógica.
Pero como todo, debemos cuidar su uso excesivo, porque puede hacer que el niño se vuelva muy crítico, desmedidamente analítico, impaciente e impulsivo.
El verde:
En psicología, el verde es el color del equilibrio y la seguridad. Es perfecto para transmitir armonía y tranquilizar el sistema nervioso. Ayuda a profundizar la lectura, disminuye los niveles de ansiedad, aumenta la tolerancia, el equilibrio y confort del estado de ánimo. Sin embargo, usar este tono en demasía puede promover la pereza.
El naranja:
Es la mezcla de rojo y amarillo, lo que se traduce en energía pura. Así que es perfecto para niños a los que les cuesta socializar con otros pares. Es un color que lleva a tu hijo a ser sociable, divertido y alegre. Otro dato importante: es bueno para niños con poco apetito, por lo que comprar platos y cubiertos naranja puede ser una excelente opción, así como incluir en tus recetas alimentos de esta tonalidad.
El púrpura:
El púrpura, violeta, morado, lila o cualquiera de sus variedades es un color muy especial: es espiritual y lleno de humanidad. Combina la tranquilidad del azul y la energía del rojo, llevándolo a ser un tono equilibrado, y muy ligado a potenciar la intuición.
Para tus hijos, el púrpura los ayuda a relacionarse con sus pares de una forma más saludable. También aumenta sus niveles de creatividad y fantasía, desarrolla la tolerancia, el respeto por los demás, el trabajo en equipo y la empatía. Este último valor es el que más trato de inculcarles a mis hijos, ya que nos hace ser mejores personas; pero atención, que una sobredosis de púrpura los puede llevar a ser egocéntricos y egoístas.
A través de estas descripciones, puedes ver que la colorimetría es una herramienta que nos permite conocer a nuestros hijos y, de esta forma, promover sus fortalezas, tomando también en cuenta los siguientes consejos que espero te sean de mucha utilidad: estimula su autoestima, felicítalos por sus buenas acciones, establece límites, promueve la disciplina, dedícales tiempo de calidad, incúlcales ejemplo, sé flexible sobre el método de educación, demuéstrales mucho amor, reconoce tus falencias como madre y, sobre todo, mejóralas.
¿Cuál fue tu color favorito?
Coordenadas:
