Trabajar dentro del mundo del diseño gráfico le ha permitido convertirse en una persona atenta con el uso adecuado de los materiales, y analítica con el hecho de entender cómo las personas pueden, a través de su trabajo, ayudar a reducir los desechos del planeta. Tomando esta filosofía como norte, Vivian nos sorprende con un emprendimiento que nos enseñará a amar obras de arte elaboradas con papel reciclado
Dulce Pérez Colmenárez| Fotos por cortesía de Juan Vírgüez @capitolioproducciones
Para ella, viajar es un proceso enriquecedor, pues le ha permitido conocer otras culturas y, de esta forma, comprender la diversidad de la sociedad mundial. “Me encantó descubrir Singapur, el país asiático más verde y sostenible. Su jardín botánico es prueba de ello, gracias a una exquisita combinación de paisajismo, ecología y sostenibilidad. Las campañas educativas sobre limpieza e inversión en energías renovables son algunos de sus focos. Tanto es su cuidado por el medioambiente que las autoridades aplican multas a las personas que ensucian sus calles”.
“Tengo la intención de continuar y mejorar este proyecto, sin dejar de lado el trabajo que vengo realizando con la impresión de productos reciclados”
Esta sensibilidad surge en Vivian al desarrollar su gusto por el arte. “Es una rama que representa los hechos vividos. A través de ella podemos protestar, además de expresar ideas y conceptos. Por ejemplo, el grafiti que apareció en los años setenta fue una forma artística de difundir los pensamientos de los jóvenes. No podemos negar que los modernistas del siglo XX pintaron ideas revolucionarias, manifiestos, entre otros tópicos, a gran velocidad. Así apreciamos cómo el teatro, la danza y el diseño también pueden ser expresiones que informan ideas, emociones y disconformidades por los problemas ambientales”.
“Desarrollamos nuevos materiales y tecnologías, pero a veces se nos olvida pensar en el ciclo de vida completo de los productos hasta su extinción”
Tomando en cuenta estas posibilidades, Vivian fue investigando y desarrollando varios proyectos con los cuales ir dando de nuevo vida a los desechos. “Estaba desarrollando collages con etiquetas de vinos y otras bebidas, además de forrar con estos elementos las cajas que se desperdiciaban. De esta experiencia, tuve la necesidad de crear otros productos usando papel. Así que investigué lo que se podía hacer y, de esta forma, surgió un interesante propósito. Actualmente, estoy estructurando cada etapa del proceso, comenzando con la adquisición de revistas que serán recolectadas de empresas, tiendas, entre otros lugares. Materiales que serán separados y preparados para luego convertirse en una pieza de diseño que exhiba buen gusto y funcionalidad, además de originalidad, pues cada obra es única”.
Esta afirmación surge al ver el resultado del talento de sus manos, que la ayudan a concretar interesantes formas. “Siempre que comienzo un objeto hago un boceto de lo que quiero producir; pero, en algunas ocasiones, la tarea toma caminos diferentes: aparecen nuevas opciones y, a veces, algunas piezas nacen del hacer y de la condición que me brinda el papel”.
De esta forma, ha descubierto que le da mucha alegría ver cómo un material tan simple se puede convertir en un producto valioso al reciclarlo y transformarlo en un bien con un excelente valor agregado; tal como un portavaso, anillos para servilletas, zarcillos, collares o marcos para espejos.
A este interesante proceso se le llama upcycling, término que se usa para definir aquellas piezas que están al final de su ciclo de vida y, gracias a la creatividad, adquieren una nueva valía, debido a que toman distinta etapa de vida, utilidad y calidad. “Esta tendencia, a diferencia del reciclaje, aprovecha todo o casi todo el material y no utiliza energía para destruirlo, sino que lo transforma en un nuevo elemento con valor añadido”.
Su amor por el upcycling ha hecho que anhele prontamente organizar un taller para enseñar que todos tenemos la capacidad de crear objetos, hacer arte o diseñar sin destruir la naturaleza. “La idea es ayudar a reutilizar y transformar objetos que ya no usamos. Concepto que es compartido con mis familiares y amigos, quienes me apoyan a crear nuevas ideas sustentables”.
“El arte también es una forma de alzar la voz; por ello, cuando desarrollemos un emprendimiento, debemos pensar en cada etapa por la cual pasará el producto, pues algunos elementos que usemos para su fabricación pueden afectar al medioambiente”
Y mientras les da forma sólida a sus sueños, Vivian aprecia que en nuestro país todavía hay mucho por hacer en materia de sustentabilidad. “Esta definición sumada a la de ecología, medioambiente y preservación aún es incipiente. Necesitamos campañas, concientización, cambios de hábitos… y esto no se hace de la noche a la mañana. La sociedad necesita transformarse, el país amerita cambiar conceptos, el comercio debe dar un vuelco en la forma con la cual empacan, sirven y usan plásticos o papeles, entre otros”.
Por ello, afirma rotundamente que sus piezas artísticas y sustentables están dirigidas a las personas que piensan en el medioambiente, a las que les gusta el diseño, que buscan objetos diferentes, únicos y con una explicación para ser producidos. “Usuarios que se preocupan por el consumo de productos elaborados de forma sostenible y por el origen de las materias primas”.
Estas ideas contundentes comenzaron a pulirse durante la cuarentena. “En esta etapa, hice muchos dibujos, me ofrecí como voluntariado en línea. Además de estructurar proyectos que estaban en mi cabeza y que nunca encontraban tiempo para desarrollarlas e investigarlas”.
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