Puglia: un viaje al corazón del sur italiano
- AUNO PANAMÁ
- hace 18 minutos
- 3 Min. de lectura
Esta región ofrece una experiencia sensorial completa: ciudades con historia viva, hoteles que parecen salidos de un sueño, playas escondidas de belleza serena y una gastronomía que honra la tradición. Hoy te compartiré una travesía íntima por este rincón encantado, donde cada detalle invita a la contemplación y al disfrute profundo entre cuevas milenarias, playas cristalinas y sabores que acarician el alma

Gisele del Río. Fotos por cortesía de la autora
Hospedajes con alma: del pasado milenario al lujo contemporáneo
Durante las primeras 48 horas del viaje, nos instalamos en Matera, una de las urbes más antiguas del planeta y, sin duda, una de las que más ilusión nos generaba conocer. Su ubicación, algo apartada del resto de la región, la convierte en una parada ideal al inicio o al cierre del recorrido.
Elegimos alojarnos en Sextantio, un hotel que recrea la vida de hace 9,000 años sin renunciar a las comodidades modernas. Dormimos en una cueva iluminada por velas, con acceso a electricidad y Wi-Fi. Las 18 cavernas fueron adaptadas con respeto patrimonial, ya que forman parte del legado de la humanidad. En su taller, una reconocida artesana italiana continúa tejiendo en un telar antiguo, lo que preserva técnicas ancestrales.
El resto del viaje lo pasamos en Palazzo Tafuri, ubicado en Nardò, cerca de Lecce. Este hotel boutique, resultado de la restauración de un palacio frente a un monasterio, nos envolvió con su propuesta gastronómica exquisita, su spa, piscina y terrazas diseñadas para el descanso. Lo que más me impactó fue la altura de los techos, el fresco en arco de nuestra suite y la vista al monasterio. El desayuno, coronado por los mejores pasticciotti que he probado, rendía homenaje al postre típico del Salento.

Ciudades con encanto y playas que susurran al alma
Cada ciudad en Puglia posee una magia particular. Recomiendo elegir entre estas joyas: Alberobello, Bari, Lecce, Matera, Monopoli, Nardò, Ostuni, Otranto y Polignano a Mare.
La playa más emblemática es la de Polignano a Mare, enclavada entre acantilados en pleno centro urbano. Aunque su belleza es indiscutible, suele estar demasiado concurrida. En cambio, las costas de Gallipoli ofrecen rincones más serenos. Mi favorita: Punta della Suina, dos calas contiguas con bar y servicio de sombrillas y tumbonas.
También resulta imperdible visitar a Santa Maria al Bagno y Santa Cesarea Terme. Esta última alberga el encantador club de playa Bagno Marino, ideal para una jornada de sol y contemplación.

Sabores que abrazan: del bocadillo inesperado al festín casero
Al llegar a Matera, entrada la tarde, la mayoría de los restaurantes ya había cerrado; por ello, terminamos comiendo unos bocadillos en Conzato, que resultaron ser una revelación culinaria. Por la noche, disfrutamos un aperitivo en la terraza de Palazzo Gattini y cenamos en Oí Mari.
En Nardò, el restaurante más recomendado era Tafuri, ubicado en nuestro hotel, lo que fue una feliz coincidencia. En Ostuni, probamos tres lugares memorables: Cibus, Casa San Giacomo y Osteria del Tempo Perso. ¡Todos nos encantaron!
En Lecce, cenamos en Trattoria Le Zie, una casa privada donde dos nonnas cocinan con amor y tradición. El postre lo disfrutamos en la famosa Pasticceria Natale, reconocida por su pasticciotto, símbolo dulce de la región.

Un viaje que permanece en el alma
Puglia no es solo un destino: es una memoria que se instala en el cuerpo, una caricia de sol que se queda en la piel, un susurro de historia que se mezcla con el presente. Cada ciudad, cada sabor, cada playa fue una invitación a habitar el instante con plenitud. Hay viajes que transforman y Puglia, sin duda, fue uno de ellos.
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